OPINIÓN
José De Juan Saboya

 

Nunca en la historia se había dado con tanta frecuencia como ahora que en una misma familia conviven hasta 5 generaciones. La figura, y bastante habitual, de los bisabuelos y los bisnietos abre paso cada vez en más familias a la de los tatarabuelos y tataranietos.

Una sociedad multigeneracional en la que, sin embargo, escasean las relaciones intergeneracionales de calidad, que se establecen cuando personas de grupos de edad diferentes comparten conversaciones, vivencias y actividades de todo tipo de forma continuada en el tiempo.

En una sociedad cada vez más segmentada por edades, el valor de las relaciones intergeneracionales a menudo es subestimado. Estas conexiones, que cruzan las barreras de la edad, desempeñan un papel crucial en la cohesión social y el desarrollo personal. Las interacciones entre jóvenes y mayores pueden aportar perspectivas únicas, fomentar el entendimiento mutuo y fortalecer los lazos comunitarios.

Historia y tradición

Desde tiempos inmemoriales, las relaciones intergeneracionales han sido esenciales para la transmisión del conocimiento. Antes de la invención de la escritura, los ancianos compartían historias y tradiciones con las generaciones más jóvenes, asegurando así la supervivencia de la cultura y el legado del grupo. Aunque hoy contamos con tecnologías para almacenar y transmitir información, el valor de estas interacciones cara a cara sigue siendo incalculable.

Enriquecimiento mutuo

Las relaciones intergeneracionales no son meramente unidireccionales. Mientras que los jóvenes pueden aprender de la experiencia y sabiduría de los mayores, éstos a menudo se benefician de la energía, el optimismo y la familiaridad con las tecnologías actuales de las generaciones más jóvenes. Esta simbiosis puede manifestarse en muchas formas: una nieta enseñando a su abuelo a usar un smartphone o una abuela compartiendo recetas familiares con su nieto.

Superando estereotipos

Estas interacciones también ayudan a desmantelar estereotipos. En una cultura que a menudo prioriza la juventud, las personas mayores pueden ser injustamente etiquetados como obsoletos o desfasados. Por otro lado, los jóvenes pueden ser percibidos como desinteresados o superficiales. Las relaciones intergeneracionales brindan la oportunidad de desafiar estas percepciones, permitiendo que ambas partes se aprecien genuinamente por lo que aportan.

Beneficios psicológicos y emocionales

Las interacciones entre generaciones también pueden ofrecer profundos beneficios psicológicos. Para muchas personas mayores, especialmente aquellos en hogares de cuidado, la interacción con jóvenes puede proporcionar un sentido de propósito y combatir sentimientos de aislamiento. Los jóvenes, a su vez, pueden encontrar en los mayores un sentido de continuidad y conexión con el pasado. Referencias seguras de valores que permiten avanzar.

Refuerzo de la unidad familiar y comunitaria

La familia, como núcleo fundamental de la sociedad, se fortalece con las relaciones intergeneracionales. El respeto y la apreciación mutua entre diferentes generaciones pueden solidificar la unidad familiar, ofreciendo un sistema de apoyo en tiempos de crisis. Además, en un nivel comunitario, este tipo de relaciones fomenta la solidaridad y el entendimiento, creando comunidades más resilientes y cohesionadas.

Desafíos actuales

Sin embargo, las sociedades modernas a menudo enfrentan desafíos en este ámbito. Con familias más dispersas geográficamente y la omnipresencia de la tecnología, las oportunidades para interacciones significativas entre generaciones pueden ser limitadas. Es esencial reconocer la importancia de estas relaciones y buscar formas de fomentarlas, ya sea a través de programas comunitarios, iniciativas educativas o simplemente haciendo un esfuerzo consciente en nuestras propias familias.

En mi experiencia profesional he dirigido proyectos comunitarios en ayuntamientos. Programas Intergeneracionales orientados a la creación de espacios de encuentro y la realización de actividades conjuntas entre personas de distintas generaciones. Puede ser tanto entre la infancia, la adolescencia y la juventud y las personas mayores. Fomentar la comprensión y el respeto mutuo entre generaciones. Estos proyectos promueven el trabajo en equipo intergeneracional y la comunicación efectiva, proporcionando a los jóvenes orientaciones y consejos valiosos para su futuro, y ayudando a las personas mayores a entender un mundo cambiante.

Conclusión

Las relaciones intergeneracionales no son simplemente un bonito complemento de la experiencia humana; son esenciales para nuestro bienestar, desarrollo y cohesión social. Al valorar y promover estas conexiones, no solo honramos a nuestros antepasados y aseguramos un legado para el futuro, sino que también enriquecemos nuestras vidas en el presente. En un mundo que cambia rápidamente, la sabiduría del pasado y la innovación del presente pueden coexistir y prosperar juntas, si tan solo les damos el espacio para hacerlo.

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